El camino más corto entre dos puntos siempre es una línea recta. Sin embargo, a veces, preferimos estar dando vueltas, aunque perdamos el tiempo, por miedo a lo que podamos encontrarnos al llegar a nuestro destino. Ilusión vana del hombre, puesto que al final todo se reduce a lo mismo, avanzar o desistir.
- Toda la tarde perdida para nada.- Salva cruzó los brazos como los niños pequeños cuando se enfadan por algo.
- Toda la tarde perdida para nada.- Salva cruzó los brazos como los niños pequeños cuando se enfadan por algo.
-¿Pero se puede saber en que pensabas para volver aquí sólo? - Marta estaba vuelta hacia Salva, con un codo en el reposacabezas y otro sobre el volante.
-Pensaba echarle un vistazo al sistema de alarma de la nave, cuando no hubiera nadie claro.
-¿Pero es que hay alguien dentro? ¿Lo has visto?
-Creía que no, pero cuando intenté acercarme a la puerta empezó a sonar un móvil. ¡Casi me da un infarto!- Salva miró a la nave.- Sea quien sea su dueño, todavía está dentro.
-Bueno, pues esperaremos a que salga. Mientras tanto, si quieres, te cuento lo que he estado haciendo yo mientras tú te aburrías. Hay novedades.
- ¿Si? Anda, alégrame el día.
-¿Te acuerdas del sedán oscuro? Pues hoy he vuelto al chalet donde ese tío lo guarda.- Durante los siguientes minutos Marta le contó con pelos y señales la conversación con Enrique Huertas y la manera en que Angelita le interrumpió cuando intentaba marcar el teléfono que Salva le había apuntado en La Monda. -De todas formas, da igual que me interrumpiera, porque después lo volví a intentar y nada. El tal Pablo-no-se-qué no estaba dentro de la casa.
-Un momento…- Salva puso la mano en el hombro de Marta- ¿Dices que marcaste el número y no oíste el tono? ¿Cuándo fue eso?
-Hace una media hora, más o menos. El tiempo de llegar desde allí para recogerte ¿Por qué?
-Porque el móvil que sonaba dentro de la nave podría ser…- Se interrumpió. Marta y Salva se miraron a los ojos y después, ambos volvieron la vista al bolso que estaba en el asiento de detrás. Se abalanzaron al tiempo, golpeándose las cabezas al hacerlo.
-¡Ay!- Marta hizo un pequeño gesto de dolor- Déjame a mí, rebuscar en el bolso de una mujer es de mala educación.- Sacó el móvil y se lo pasó a Salva.
-Lo más seguro es que me equivoque, pero…- Marcó el número que se sabía de memoria.
-¡Ring, ring, ring…!-El sonido retumbaba por todas partes.
-¡Está ahí dentro! ¡Ya lo tenemos!- Marta abrió la puerta y empezó a levantarse.
-Espera- Salva tiró de ella y la volvió a sentar.- No creo que sea lógico que te plantes allí como si nada. Primero hay que asegurarse de que es él. Podría haberle dejado el móvil a alguien.
-¿Y que sugieres?
-Esperar a que se haga de noche. Tarde o temprano tendrá que salir. No sabemos cuándo, pero le estaremos vigilando.
-¿Y si no sale?-Marta volvió a abrir la puerta.-Yo me voy para allá. Si quieres puedes esperarme aquí. Ese tipo es un granuja y tiene que pagarnos lo que nos debe.
-Vale, cabezota. Espera.- Caminaron juntos, Marta con paso decidido y Salva sin demasiada convicción.
-¡Plasss!, ¡Agggh, que asco!- Marta levantó la rodilla y dobló la pierna derecha para verse la suela del zapato. ¿Qué he pisado?
-¡Ja, ja, ja!¿No sabes que las cucarachas salen al atardecer?
13 mondas:
Hoy me lo paso atentando contra las cucarachas.
Por cierto, ¿hay más de una peli? Es que no sé cuántos intentos me quedan. Ayer estuve intentándolo muchas veces y podría ser su día de suerte.
Que yo haya puesto conscientemente, sólo una.
Asi que felicidades.
Me parece que prefiero pedir pistas. Así hay más emoción.
Hoy esto está como la nave de Salva.
La emoción, Sursum, reside en que cada día es distinto.
Caramba, qué rompecabezas (dentro del coche).
Luigi...ja, ja, ja...
luigi:
Espero que no tengamos necesidad de nuevos personajes.
No, no, Sursum, para mí ya hay personajes de sobra (entre los protagonistas, ElOjo que todo lo ve, las cucarachas....)
luigi:
Me refería a que los de las cabezas rotas podrían tomarse una baja y ya sabe... a buscar suplentes.
Bueno, Sursum, tengo entendido que está todo controlado y los titulares siguen en juego.
Me alegro.
Uno ya casi conoce a Salva, a Marta y a Angelita, al Señor Huertas y a resto de la familia.
Y espera leer La Monda, su "El único periódico que..." nuevo cada día...
El gadget, el guiño cinéfilo, las fotos y los pies de foto ingeniosos.
En fin: un imprescindible del día.
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