1/3/09

capítulo catorce

Nos aferramos a las cosas materiales porque nos dan confianza. Podemos tocarlas, usarlas e imaginar un mundo de posibilidades con ellas. Un mundo que creamos nosotros. Cosas tangibles que guardamos para poderlas utilizar en cualquier momento. Pero cuando el mundo que hemos diseñado se desvanece y no podemos usar nuestros preciados tesoros, en medio de lo desconocido, también nos aferramos a algo: la esperanza.



-Esto está malísimo-Salva sorbía en pequeños tragos la taza de tila que tenía delante.-Tú lo que quieres es envenenarme.
-Si, y después te meteré en un arcón hasta que termine de excavar el Canal de Panamá.-Marta le tiró una bola hecha con una servilleta de papel.- ¡Anda! Anímate un poco, hombre.


-Pues no sé cómo. Más de dos mil euros tirados a la basura, y sin posibilidad de cobrarlos.


-Déjame pensar. El anuncio que vimos en Internet no era muy reciente. A lo mejor se han mudado pero no han cambiado la dirección del anuncio.-La mente de Marta discurría con rapidez mientras jugueteaba con el sobre de azúcar-Y esas naves….no sé…


-¿Qué les pasa?


-Que estaban cerradas pero no parecían abandonadas. ¡Ya sé! ¡Vamos a acampar allí hasta que aparezca alguien!- Golpeó la mesa y el azúcar salió despedido hacia el ojo de Salva.


-¡AGGGG!


-No te quejes. Siempre has deseado tener una mirada dulce ¿no?-Marta pidió la cuenta.-Vamos y coge La Monda, puede que tengamos que esperar un buen rato.-Salva no se levantó-¿Qué pasa? ¿No te parece buena idea?


-No sé- hablaba mientras sujetaba una servilleta sobre su ojo izquierdo - Es como si fuéramos un conejo que se aferra a su última zanahoria.

4 mondas:

Anónimo dijo...

Angelita es la hermanastra mayor(dos matrimonios antes) de Marta?

c.hoyos dijo...

Intrigado ¡mira que es usted complicado!. No, no son hermanastras. ¿llegarán ustedes a saber lo que une a esas dos mujeres? Tal vez, no sé, aún no lo he decidido.

PD (yo sí que lo sé, chincha rabia)

Sursum corda! dijo...

¿Y el crucigrama? ¿Dónde está mi crucigrama?

luigi dijo...

Ya he vuelto de Albacete, me recomendó usted marcharme, ya sabe, por aquello del pintor de la primera calle y todo eso. Compruebo que la intriga sigue muy viva. Y El Ojo también.